Para que tengan en cuenta, se reportan casi a diario movimientos
telúricos en este país. Se puede reconocer a un inmigrante en Costa Rica cuando
estos suceden. El tico está acostumbrado y educado para no caer en pánico y ni
se inmutan ante estos fenómenos naturales, en cambio, cuando ocurren los
movimientos de tierra más fuertes, se pueden ver a las puertas de los colegios mamás
extranjeras, en pijama, corriendo de una
lado a otro, alteradísimas buscando a sus hijos… “misijos misijos” gritaba como
loca mi amiga Diana, inmigrante como yo, en septiembre de 2012, fecha del terremoto de
la Península de Nicoya.
Para que tengan una idea de la cantidad de sismos sentidos
visiten la página de OVSICORI
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